Últimamente he tenido algún que
otro roce con ciertas personas que me han hecho reflexionar sobre un problema
que tiene bastante gente hoy en día. El llamar la atención cada vez se ve más y
más a nuestro alrededor, personas que se piensan que solo teniendo problemas van
a conseguir tener importancia dentro de un grupo de gente. Son los típicos a
los que yo llamo agujeros negros porque
su existencia se basa en chupar la energía de los demás, que intentan
ayudarles, cuando ni siquiera ellos mismos intentan hacer algo por su situación,
excepto seguir creando problemas, sacando montañas de granitos de arena. Y la
verdad es que a mí nunca me ha molestado escuchar a nadie, ni dedicar de mi
tiempo para intentar encontrar soluciones, pero si una persona se pasa meses
enteros con un problema nuevo cada día, todos muy parecidos, y encima ves que te
deja a ti sola con la responsabilidad de resolverlos pues… lo quieras o no, te
acabas cansando.
Y ojo, no estoy diciendo que no
se deban contar los problemas a lo demás, ni tampoco que uno no pueda pasar una
racha de dificultades continuas. Pero hay que saber hasta que punto llegar con
estas cosas, porque las demás personas también tienen preocupaciones. Porque
muchos de estos individuos pueden pasarse horas hablando de su triste vida,
pero cuando llega la hora de escuchar a los demás son los que huyen primero, o
bien literalmente o bien sacando más y más problemas.
Con esto quiero que reflexionéis
mirándoos cada uno a sí mismo. ¿Haces algo por tu situación cuando estás mal o
simplemente dejas que a los demás se les ocurra cómo arreglarlo? No estoy aquí
para juzgar, porque yo soy la primera que ha sido así, yo me he pasado épocas
sacando verdaderas montañas de nimiedades y al final acabas mal tú porque te lo
crees y haces daño a los que están a tu alrededor.