jueves, 9 de enero de 2014

Pesimismo

Rym observó al chico que tenía delante, en su mano abierta reposaba una llave brillante tendida hacia ella. La cogió con cuidado y la observó mientras el muchacho desaparecía. Había sido llamada para cruzar una de las puertas. Al instante empezó a imaginar qué la esperaría al otro lado. Conocía a muchas personas que habían tenido el mismo privilegio. Privilegio... o desgracia, porque algunas habían muerto por ello. Su cabeza daba vueltas intentando averiguar qué se encontraría. Desde que sabía que la llamarían para ello había estado investigando entre la gente de la aldea. Muchos de ellos ya habían tenido la oportunidad de pasar alguna puerta y otros al menos conocían a alguien que lo hubiese hecho. Sin embargo no obtuvo el resultado que esperaba, cada una de las personas con las que habló le contó una experiencia diferente. Una madre le relató como había perdido a su pequeño hijo tras una de las puertas. Un hombre le puso delante un brazo mutilado sin decir nada más. Un chico le mostró con entusiasmo varios lienzos en los que había pintado el maravilloso mundo que se encontraba al otro lado, narrando a su vez las maravillosas aventuras que había tenido el privilegio de vivir. Encontró en una calle a un músico, llorando porque al cruzar la puerta había perdido el oído. Una chica, en la plaza, le contó que tras una de las puertas aprendió a cantar. Todo era muy contradictorio y Rym no sabía que pensar. ¿Y si era de las que no tenían suerte? ¿Y si quedaba mutilada, paralítica... o incluso perdía la vida? Empezó a imaginar la historia más terrorífica posible, abría la puerta y se encontraba las más fieras bestias pobladoras de sus pesadillas, enfermedades horribles, pérdida, dolor, sufrimiento... Las lágrimas brotaron de sus ojos viéndose ya a merced de ese horrible destino cuando sintió un contacto en el hombro y al girarse descubrió una anciana, apoyada en un bastón blanco, que tenía sus grises ojos fijos en ella.
- No pienses más y ve.
La chica asintió y se dirigió a la puerta, había llegado el momento de cruzarla.

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Bueno, quizás alguno se pregunte qué sentido tiene esto. Llevo unos días pensando en el tema. Muchas veces nos pasa algo parecido a lo de la puerta, puede ser que nos duela algo, que veamos una llamada perdida de alguien, que nos digan que tienen que contarnos algo... mil y una situaciones encajan. Lo que quiero que veáis con esto es que a veces somos bastante pesimistas, yo la primera, y cuando se nos presenta la oportunidad de darle vueltas a la cabeza sin sentido nos dedicamos a encontrar qué es lo peor que puede ser hasta hundirnos completamente. Pensar no es malo, pero pensar sin que te lleve a ningún lado es una pérdida de tiempo. Y es que es cierto el dicho ese que dice que la preocupación es como una mecedora, te mantiene ocupado pero no te lleva a ninguna parte. Mi intención es haceros reflexionar sobre ello. Muchas veces es inevitable el preocuparse, somos humanos y es algo normal, pero no dejemos que vaya más allá, hay que saber cortar los pensamientos llegado cierto punto. Así que ánimo, y a ser más positivos :)



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